Tras la toma de datos, se analiza en el estudio los condicionantes medioambientales (los vientos dominantes, la proyección solar, la calidad del suelo, la orientación de la parcela y otros datos del entorno próximo), se tiene en cuenta los gustos del cliente y con todo ello se elaborará un primera idea como base del proyecto.
En esta segunda fase se elaboran algunos dibujos a mano alzada y se empieza a hacer una selección de especies, materiales y otros elementos que compondrán el jardín.